|
Hoy podemos ver aquí también cuadros sorprendentemente tranquilos. Por ejemplo, los retratos dibujados anónimos, nos comprueban la atención afectiva que Kappeler puede dedicar a las personas con las cuales se rodea. Aunque Kappeler lucha constantemente con si mismo, estos retratos demuestran que no es ningún monómano.
El sí puede retratar.
Lo ha demostrado con Theodor Lessing, Erich Fried y Horst Milde. Me gustaría que algún día nos pueda presentar un retrato de Leibniz. Por supuesto para la Universidad Gottfried Wilhelm Leibniz de Hanover, que ojalá lo aceptaría.
De alguna manera asocio yo a Detlef Kappeler con el “Enfant perdu” de Heinrich Heine:
Puesto perdido en la guerra de libertad
Desde hace treinta años aguanto con fidelidad.
Lucho sin la esperanza de vencer,
Sabía, nunca llegaría sano a casa.
…
Si uno ha caído, los otros siguen avanzando.
Pero yo caigo sin ser vencido, y no se han roto
mis armas. Sólo mi corazón queda partido.
Kappeler tiene la intención de dedicarse más al romanticismo. Encontrará alguna o otra cosa que ya, lleno de presentimientos, había llevado a sus lienzos y blocs de dibujo.
Quizás surgirán algunas nuevas pinceladas, que nos gustaría ver de nuevo aquí.
|